Al producirse el fallecimiento de Soledad, La Fundació Pere Ardiaca y la Fundació Maria Aurelia Capmany se pusieron en contacto con otras entidades y asociaciones con intención de crear una comisión que debía estudiar que tipo de homenaje podíamos efectuar.

La comisión quedó compuesta por Llum Ventura, por aquel entonces dinamizadora de “Dones del 36” y que significó un gran descubrimiento para mí, por su actitud militante y su optimismo más que contagioso, Rosa Bofill de la Secretaria de la Dona de CCOO de Catalunya, Rosa Maria Puig Serra de UGT de Catalunya, Rosa Maria Dumenjó, Presidenta de la Fundació Maria Aurelia Capmany, Toni Estopa del Ajuntament de Barcelona y por último Carmen Plazuelo, Quim Cornelles y Manuel Moreno de la Fundació Pere Ardiaca.

No fue nada difícil entendernos. Por unanimidad estuvimos de acuerdo en solicitar a la Administración un espacio público para Soledad Real. Una calle no era posible, dadas las condiciones exigidas para ello, por lo que solicitamos que la Escola d’Adults de su barrio de la Barceloneta llevara su nombre.

En un error de principiantes no pedimos su opinión y conformidad al claustro de profesoras y profesores, lo que nos costó una reprimenda cariñosa por su parte y la autoflagelación pertinente por la nuestra.

La actitud del claustro, a partir de ese momento, fue de total cariño y por boca de su directora, Anna Silvestre, nos comunicaron su conformidad y apoyo a la comisión.

Aunque aún estamos esperando una respuesta de la Administración, realizamos el primer acto-homenaje el 26 de noviembre de 2008, acto al que acudieron principalmente alumnas y alumnos de la escuela y otras vecinas y vecinos del barrio.

El acto fue interactivo ya que el público participó con entusiasmo.